Las Evoluciones Separadas del Tamal y la Hallaca

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Una periodista me preguntó, en una reciente entrevista, sobre la diferencia entre el tamal y la hallaca, a pesar de proceder de la misma materia prima: el maíz.

El maíz es un cereal americano, cuyo centro primario de origen es Mesoamérica y el sur de México. Desde allí comenzó el proceso de domesticación del maíz y su proceso de difusión, primero en el resto de América, y luego fuera del continente, expandiéndose en el mundo.

Los americanos venimos del maíz, pero nuestras historias, a pesar de compartir un ancestro común, tuvieron evoluciones separadas. El elemento diferenciador  de estas historias  culinarias es la cultura. Lo explicaré con un ejemplo tomado de la historia de la ciencia.

Todos sabemos que Charles Darwin fue el autor de la teoría del origen y de la evolución de las especies, enunciada en 1859. Pocos saben, sin embargo, que uno de los co- enunciadores de la teoría de la selección natural fue Albert Russel Wallace. Wallace es un explorador y biólogo inglés que, cuando joven, investigó en la  Amazonía del Brasil y, luego, en el archipiélago malayo, y específicamente en Indonesia. Sus observaciones amazónicas las corroboró en la selva de Indonesia. Allí se dio cuenta de que la región estaba dividida por una suerte de límite divisorio, que luego se conoció como la línea divisoria de Wallace. De un lado, la fauna se parecía a la del Asia, y del otro, a la fauna australiana. Su contribución fue muy importante en la teoría de la selección de la especies.   Unas especies aisladas por importantes barreras geográficas no se cruzaban con otras especies, sino que evolucionaban confinadas en un espacio determinado por las fronteras naturales, como ríos caudalosos, montañas, desierto, etc. Ambas evolucionaron pero con historias evolutivas separadas.

América es un continente que se desarrolló desde el punto de vista de sus regímenes  alimentarios bajo el influjo dominante del maíz, pero cuyo proceso de domesticación (es decir, de conversión de la variedad silvestre en variedad cultivada, tuvo historias evolutivas separadas en el transcurso de un largo período que va de 8.000 a 3.000 años de manipulaciones de cultivadores que pertenecían a culturas diferentes, con diferentes grados  de desarrollo productivo, tecnológico y social. No es lo mismo un grupo indígena maya quiché, que fue la cuna del maíz, u olmeca, su principal difusor indígena, que los grupos indígenas caribeños, entre los cuales figuraban pueblos de la cultura caribe, de índole más guerrera, nómada o semi- nómada, con una agricultura incipiente y un desarrollo de utensilios culinarios menos avanzados.  Las maneras de utilizar el maíz, de combinarlo, de amasarlo y de emplearlo en las prácticas alimentarias fue diferente. El cacao nació en América del Sur, pero fue domesticado en Mesoamérica y México, que crearon el chocolate, que emplearon en sus rituales y en sus prácticas alimentarias.

Las diferencias más importantes entre la hallaca y el tamal fueron impuestas por una barrera cultural, puesto que las evoluciones sociales, históricas, económicas y políticas de la región mesoamericana fue diferente de la región suramericana. El istmo de Panamá funciona, además, como una barrera geográfica restrictiva de los intercambios entre los subcontinentes americanos. Esas diferencias culturales generaron  distintas maneras de preparar el maíz en el caso de la hallaca venezolana: de preparar la masa, de condimentar el guiso (de cocerlo y agregarle ají dulce) y de envolverlo en hojas soasadas de musáceas, lo que no es usual en el caso del tamal. La diferencias son también culturales, porque la participación del elemento afrocaribeño-africano en la preparación culinaria le dio un toque diferencial en el sabor, en el aroma, en la textura  y en la presentación de los alimentos caribeños (Venezuela es también un país caribeño). Esas diferencias hicieron que la hallaca tuviera una preparación  completamente distinta a la del tamal, con un perfil organoléptico particular, a pesar de las variaciones regionales, que lo hacen un alimento paradójicamente uno y múltiple. El consumo del tamal se produce en México y América Central en otro contexto:  sin estrecha relación con  una  celebración festiva  colectiva cumplida en la época decembrina, asociada a la Navidad y de índole familiar, tal como ocurre con la hallaca venezolana.

Rafael Cartay