La Hierba que Duerme la Lengua y Asombra a los Chefs...

 

Acmelia oleracea, Spilanthes oleracea

No se trata de una hierba misteriosa ni recién descubierta la que ahora asombra a los grandes chefs que la usan en algunas preparaciones para asombrar a sus comensales. Se le llama jambú. En la Amazonía brasileña y peruana, de donde es originaria, se la conoce y utiliza mucho en la culinaria regional amazónica. En el norte del Brasil, es imprescindible como ingrediente en la sopa de tacacá, una preparación tradicional de algunos estados amazónicos como Pará, Amazonas, Amapá, que las populares tacazeiras venden en puestos callejeros en la vía pública, a la caída de la tarde. La sopa de tacacá es una preparación  suculenta  que se sirve muy caliente, y se toma directamente del tarro donde se sirve. Lleva camarones, aderezados con tucupí, goma de mandioca, pimenta-de-cheiro y las infaltables hojitas de jambú (Acmelia oleracea, Spilanthes oleracea). El jambú es también conocido como flor eléctrica, margarita eléctrica o hierba de los dientes. Ese nombre tan singular le viene por varias vías. Una es que la flor de la planta se parece a una margarita sin pétalos, por su color amarillo. En efecto, la margarita y el jambú pertenecen a la misma familia: Asteraceae. El nombre de hierba de los dientes le viene porque la masticación de la hoja provoca un cosquilleo en los labios y la lengua y la adormece durante varios minutos. Esa sensación estimula la secreción de saliva y facilita  e intensifica la degustación de la comida.  Lo curioso es que encontramos al jambú  también en algunos platos tradicionales de la gastronomía del sudeste asiático y de la India. Como no es originaria de ese continente, se cree que fue llevada  en sus viajes transoceánicos por marineros portugueses desde la colonia  brasileña hasta el Asia, y allí se difundió con facilidad. Lo cierto es que masticar un ramito de hojas de jambú adormece los labios y la punta de la lengua. En el norte brasileño se la usa, por esa característica, para aliviar el dolor de muelas y las enfermedades de la garganta.  Y hasta para curar la tuberculosis. En infusión, se la usa para combatir la anemia, la dispepsia  y estimular el  movimiento del estómago y el apetito.

El principio activo responsable de esta sensación de adormecimiento es el espilantol, obtenido de las hojas, las flores y el tallo de la planta. En la composición química del espilantol, un -isobutylamide, intervienen sustancias como espilantina,  afinina, colina, fitosterina. Esa composición ha abierto grandes posibilidades para la utilización de su extracto en la industria farmacéutica, cosmética, alimentaria, y de artículos de tocador como jabones. En la industria farmacéutica se exploran sus propiedades antiinflamatorias de infecciones dentales y de encías. En Brasil, científicos de la Universidad de Campinas (Unicamp) crearon con su extracto una delgadísima película utilizada como pre-anestésico de uso oral en odontología para que el paciente  soporte el dolor del pinchazo de la aguja en la anestesia. También se le utiliza en la elaboración de un eficaz  acaricida de origen vegetal, para repeler las garrapatas y eliminarlas. De las hojas se obtiene un aceite esencial rico en antioxidantes  y con propiedades diuréticas y antiinflamatorias. En cosmética se usa el extracto para elaborar cremas que son consideradas como una suerte de bótox natural o biológico: se dice que su aplicación reduce la tensión microscópica que se produce en las células de la piel cuando se contraen los músculos de la cara, previniendo las líneas de expresión faciales. En la región central de Italia se utiliza el aceite esencial de jambú para fabricar un insecticida de baja toxicidad para repeler los mosquitos y las moscas. Con ese aceite, mezclado con mentol,  se prepara un gel que se utiliza para reducir las ojeras que se producen en las personas muy fatigadas, insomnes o con estrés emocional. Con la tintura de jambú se ha creado una pastilla vegana  que se muerde para limpiarse los dientes. Y hasta se ha creado una crema que se utiliza como lubricante sexual que produce una sensación presumiblemente excitante y  agradable en los órganos sexuales. O sea que el popular jambú se salió de las sopas y las ensaladas  amazónicas brasileñas,   y anda por el mundo desfaciendo entuertos y haciéndole la vida más placentera a la gente.